Las fauces del worm

Con supuestos fines pedagógicos y de adaptación a esa nueva etapa, en primer grado la vicedirectora de mi colegio solía entrar en las aulas a "charlar" con los alumnos. Una vez nos preguntó a mí y a mis compañeras (colegio mixto pero los alumnitos separados por aulas, cualquiera) si nos gustaba el colegio pero hizo una nueva pregunta cuando todavía no habíamos respondido todas las que teníamos la mano levantada. La pregunta era quiénes de nosotras teníamos hermanos, y yo medio que no escuché y seguí con la mano arriba, y en un colegio así en permanente diálogo con los padres obviamente se sabía de mi estatus de hija única. "¡¿Vos Paz tenés hermanos?!", y yo que de chiquita era tímida, timidísima, contesté lo siguiente en vez de explicar que quería responder a la otra pregunta y ya.
- Sí...
- No sabía! Y cómo se llama?
- No sé, creo que Raúl, algo así...
-Y qué edad tiene?
-Uno y medio, está por cumplir dos...
- Y vive con vos?
- No, se lo mandaron a mi abuela.
Claro que llamaron a mis viejos al toque y me comí una penitencia importante, como esa vez que estábamos en una playa y le dije a una nena y a toda su familia que me llamaba Grecia porque veía Mas allá del horizonte y me copaba Grecia Colmenares y después me perdí y no me encontraban porque nadie había visto a ninguna Paz, o como cuando les hice firmar engañados un documento en el que prometían escribir a Sorpresa y media para que mi amiga Nazarena y yo conociéramos a las Spice Girls.

posted by inmaculada @ 11:31 PM